Mary King’s Close: estrechos que atraen
Los escoceses llaman “closes” a las calles estrechas que se encuentran en la ciudad de Edimburgo. Generalmente son oscuras y aunque usted no lo crea, encierra un valor cultural e histórico importante para la tradición europea.
Antiguamente estos closes albergaban casas que eran alquiladas para la gente obrera, generalmente pobre, y éstos llegaban a tener hasta siete pisos de altura.
Uno de los más famosos dentro de Edimburgo es el Mary King’s Close, llamado así en honor a Mary King, una chica oriunda de Escocia que se destacó por su trágica vida de comercios. Si quieres conocer la tradición oscurentista que alberga esta peculiar zona de Europa, te recomendamos una visita guiada por este estrecho.
Un poco de historia
Por el año 1645 la peste bubónica azotaba la ciudad y, sin control, las víctimas caían muertas en las calles. Asimismo, las autoridades ordenaron que los enfermos se aislasen en la zona de la Royal Mile y pusiesen una bandera blanca como señal en cada puerta. Cuando ya no había forma alguna de controlar la peste no quedó alternativa que cercar la zona para evitar que se propagase, quedando los enfermos encerrados en los oscuros pasillos esperando la llegada de la muerte.
Pero en 1750, bajo la necesidad de organizar la actividad económica de Edimburgo de la época, llevaron a que las autoridades decidieran remodelar toda la zona construyendo el llamado “Royal Exchange”. Para ello derribaron las casas que daban a la superficie, mientras que algunas de las subterráneas fueron utilizadas como bases para la nueva construcción. El resto de viviendas que existían en el resto de los closes fueron condenadas al olvido, bajo la superficie de la ciudad.
Hasta el año 2003 fue entonces cuando las viviendas y calles sepultadas durante siglos resurgieron en el nuevo milenio para elturismo de la zona. ¿Se imaginarían los antiguos pobres que habitaban en estas casas que la gente pagaría sólo por verlas?
Tan sólo una estrecha escalera de piedra conduce a varios metros dentro de las entrañas de Edimburgo. Las reglas son claras: “no toquen nada, no se salgan de la visita establecida, cuidado con su cabeza y sus pies.”
El fantasma más famoso es la concurrida “Annie”, una niña de corta edad que suele aparecer por la zona llorando desconsolada porque sus padres no están y no tiene a su muñeca, para alegrarla los visitantes suelen dejar juguetes en “la habitación de Annie”.
Por si esto fuera poco, algunos afirman haber visto niños enfermos que se desvanecían en la oscuridad, gritos de dolor, súplicas y figuras negras que deambulaban por sus calles.
Mary’s King Close es un lugar testigo del desconsuelo de miles de personas que quedaron atrapadas sin poder salir gracias a su enfermedad y con el dolor de saber que fueron abandonados a su suerte, enterrados como si nunca hubieran existido.